lunes, 26 de noviembre de 2012

Cuestión de personalidad (y de gustos)

Hace unos días curioseando por Flickr he encontrado unas imágenes de la calle Toro de la Salamanca de 1986. Me ha parecido conveniente hacer una breve reflexión y pediros vuestra opinión:

 


Probablemente esa Salamanca era mucho más provinciana, cerrada, ajena a las modas... Seguramente era una ciudad más sucia, menos ordenada, de fachadas ennegrecidas, pavimentos descuidados, mobiliario urbano en mal estado... Pero también era una ciudad más joven, participativa y sobre todo CON PERSONALIDAD y carácter propio. Daría cualquier cosa por pasear por esa calle Toro de 1986 y pararme en cada uno de los escaparates de todos esos comercios que han ido desapareciendo para de manera gradual, dar paso a una retahíla de firmas multinacionales, escaparates clónicos, tendencias globalizadas, prendas made in Bangla Desh con sofisticados detectores antirrobo... Fachadas impolutas, farolas de diseño pero iguales que las de Segovia, Oviedo o Granada...


Pimkie, Massimo Dutti, Claire's, H&M, Women's Secret, Phone House, Bijou Brigitte, Sephora, Kiko Make Up... es lo que encontramos hoy en ese tramo de calle que podía pertenecer a la principal vía comercial de Salamanca, de cualquier otra ciudad europea o de cualquier gran centro comercial periférico. No sé si os habéis fijado en las poquitas bolsas que portaban aquellos transeúntes de 1986. Por aquel entonces el hecho de comprar venía dado por una necesidad real, digamos "endógena" y en modo alguno era elevado a la categoría de acontecimiento social y de ocio como sucede en la actualidad. Tal vez la ciudad era ese lugar de encuentro, intercambio de ideas, aprendizaje y, como no, también comercio e intercambio económico, que muchos añoramos.

El año pasado "cayeron" Aniceto y Miranda para dar paso a una multinacional de telefonía y a una moderna tienda de bragas. Estos días nos dice adiós Radyre y los rumores apuntan a una multinacional especializada en pollo frito de ínfima calidad que seguramente facturará mucho más que una de las mejores tiendas de música que conozco. Qué le vamos a hacer; es lo que toca. No sé cómo se imaginarían la Salamanca de finales de 2012 aquelos paseantes del siglo pasado. A lo mejor con coches voladores y píldoras que sustituyesen a las comidas pero no creo que con mensajes en los escaparates en los que se lea "Merry Xmas" "fall-winter" o "SALES 50%"